Organización socioterritorial y religiosidad mapuche
Comúnmente la sociedad mapuche es dividida en cuatro divisiones etno-territoriales: Picunmapu, correspondiente a la zona norte del Río Bio-bio y habitada por los pikunches; Lafkenmapu, que hace referencia al sector costero y es habitado por los lafkenches; Puelmapu, que hace referencia a los sectores cordilleranos habitados por los pehuenches; y el Huillimapu, habitado por los huilliches, que corresponde al sector sur, desde el Río Toltén hasta la Isla de Chiloé.
La unidad social básica de los mapuche era la ruca, habitada por un hombre junto a sus esposas, hijas e hijos solteros. Después de la ruca, en el siguiente nivel de organización se encuentra el caserío o Lof, siendo un conjunto de rucas que en número no superan la decena. El lof es habitado por distintas familias pertenecientes a un mismo patrilinaje, siendo comúnmente hijos del lonko con sus esposas. Posteriormente, al conjunto de varios caseríos se le denomina Quiñelof, organización que responde tanto a actividades económicas que requieran de una mayor empresa o en caso de agresión por parte de otras comunidades. El Quiñelof no solo está basado en una asociación de tipo endogama o de linaje, sino que incluye también aliados, todos reunidos en torno a la figura del lonko. El nivel que sigue al Quiñelof es el Lebo, donde se resolvían los asuntos ligados a la guerra. Los conflictos internos o externos eran resueltos a nivel de Lebo, siendo las decisiones jurídicas acatadas bajo un código social tácito. Igualmente, los conflictos relacionados con brujería, robos o adulterio eran resueltos en este grado. Es a nivel de Lebo donde se llevaban a cabo las festividades bélicas o religiosas, estando estas ligado al Rewe (espacio ceremonial del lebo y que simboliza la unidad del grupo). Durante periodos de guerra los distintos Lebos podían unirse para constituir el Ayllarewe, definido como una unidad político-guerrera de carácter temporal en la que cada Lebo mantenía su autonomía (Boccara, 1999).
Con respecto al ámbito religioso Foerster (1995) escribe que la cosmovisión mapuche está basada en la creencia de siete plataformas descendentes, donde cinco corresponden al Wenumapu, una a la Mapu y otra a la Minchemapu. Debido a esto es que se categoriza la religiosidad mapuche como cosmica. En la actualidad debido al sincretismo religioso causado por la relación intercultural con los españoles, principalmente mediante la tarea hecha por las misiones evangelizadoras, se compara a la Wenumapu con el cielo, la Mapu con lo terrenal y la Minchemapu con el infierno. La Wenumapu es donde habitan los buenos espíritus, como antepasados y dioses como el Ngenechen (dios principal) y el Chao Dios, mientras que en la Minchemapu habitan los espíritus del mal, tales como los wekufe (espíritus maleficos) (Foerster, 1993). Otro aspecto importante de la religiosidad mapuche son los mediadores, asociados a una leyenda de un espacio geográfico especifico y a quienes se les rinde culto. Como su nombre lo indica son los encargados de mediar entre el mundo humano y el de los dioses. Un ejemplo es el Abuelito Huenteyao, figura importante en los ritos religiosos de Pucatrihue y asociado a la figura del Canillo, quien es un wekufe controlado y encarcelado por este mediador. Los antepasados igualmente son foco de culto, ya sean estos míticos (sin nexo sanguíneo y a quienes se les rinde culto en Nguillatunes) o auténticos (de ascedencia directa y a quienes se les rinde culto en ceremonias fúnebres). Además, la religión mapuche es animista, en donde se les confiere gran poder a los seres de la naturaleza y, por último, también es chamánica, ya que existen personas conocidas como machis que tienen la capacidad de controlar estos poderes (Foerster, 1993).
Dentro de los principales ritos religiosos
encontramos el Nguillatun, ceremonia de tipo comunitaria y festiva en la cual
se busca crear un conexión con el mundo divino para solicitar bienestar para la
comunidad, fertilidad para las tierras y agradecer por lo entregado. Comúnmente
es dirigido por la machi y puede durar varios días.
Fuentes
Comisionado presidencial para Asuntos Indigenas. (2008). Informe
de la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas.
Recuperado de: https://bibliotecadigital.
Boccara, G. 1999. Etnogénesis
mapuche: resistencia y restructuración entre los indígenas del centro-sur de
Chile (siglos XVI-XVIII). Hispanic American Historical Review, 79.3, pp.
425-461.
Foerster, R. (1993). INTRODUCCIÓN
A LA RELIGIOSIDAD MAPUCHE (2da Edición). Santiago de Chile: Editorial
Universitaria.
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